La importancia del dedo gordo del pie para córrer
El cuerpo humano es una obra de ingeniería perfecta. Y cuanto más se estudia y se conoce su funcionamiento, más sentido tiene la afirmación anterior. En el caso del corredor, hay una parte del cuerpo que juega un papel fundamental. Incluso más de la que puede parecer, aparentemente. Nos referimos al dedo gordo del pie. También conocido como el hallux.
Para ahondar en este rol nuclear del dedo grueso del pie, hemos contactado con el podólogo deportivo especializado en biomecánica, Albert Casas. Antes de entrar de lleno en la cuestión, el responsable de Clinik –un centro de podología y biomecánica deportiva situado en Terrassa- nos deja claro que “el ser humano es el único primate en el que el hallux está alineado, de forma paralela, con el resto de dedos”. De hecho, sigue explicando, “si comparamos nuestros pies con los de un chimpancé, que evolutivamente es lo más próximo al homo sapiens, podemos observar esta principal diferencia”. Lo podemos ver, claramente, en la foto que añade este artículo.
Este es un proceso que ha tenido lugar de forma intrínseca a la misma evolución del hombre. Y es que “hay que tener en cuenta que nuestros antepasados solían utilizar los pies de forma muy parecida a las manos y les resultaba muy útil para trepar, aguantarse en los árboles, coger comida, etc.”. En este sentido, a lo largo de la evolución, Casas nos cuenta que “el hallux se ha ido adaptando hasta la bipedestación, siendo éste un elemento clave para la locomoción humana”.
LA IMPORTANCIA DE LA EVOLUCIÓN
Hace unos años, un antropólogo de la Universidad de Calgary, en Canadá, afirmó que “tener dedos más grandes, requiere que los músculos tengan que hacer más trabajo y mayor esfuerzo para mantener nuestra estabilidad. Correr siempre ha sido una actividad natural, inherente a los seres humanos”. Y, según su mismo discurso, “el mero hecho de poder correr se hace más propicio para individuos que posean los dedos más pequeños”.
Con el paso de la evolución, además de la alineación del dedo gordo, éste también ha ido perdiendo tamaño. Ha ido empequeñeciéndose. Para facilitar la agilidad y poder correr de forma más fácil. Y, partiendo de esta base, científicos investigadores de la misma Universidad llegaron a la conclusión de que “los seres humanos están bien adaptados para carreras de resistencia” (tal y como se refleja en el estudio “Walking, running and the evolution of short toes in humans”, publicado en el Diario de Biología Experimental del centro).
EL COLOSO CON UNOS PIES DE BARRO
El dedo gordo del pie ayuda a darnos estabilidad. De nada sirve un coloso con unos pies de barro, tal y como ya mencionaban de forma simbólica filósofos como Platón, Ovidio o Virgilio. El hallux da estabilidad a nuestro cuerpo. Un aspecto, si cabe, que toma más valor en el caso de los corredores. Albert Casas nos señala el motivo principal de dicha significación: “la función principal del dedo gordo es la propulsión, al caminar y al correr”. Y añade, el factor equilibrio: “además de dicha función, hay que tener presente que desempeña un papel crucial en el equilibrio”. Y nos rebela una cifra. Sobre el dedo grueso, recae el 80-85% de todo la estabilidad que proporciona el pie.
En el caso de la carrera a pie, durante el momento de propulsión, es decir, cuando tenemos un pie en el aire y el otro sobre el suelo, más de la mitad del peso de nuestro cuerpo recae sobre el pie delantero. Si pensamos en este proceso gráficamente, es fácil observar y valorar el gran esfuerzo que deben hacer nuestros dedos para propulsarnos cuando estamos corriendo.
ALTERACIONES, ROTACIONES O DESALINEACIONES DEL DEDO GORDO
Teniendo en cuenta este panorama, advierte el podólogo, “cualquier alteración, desalineación o rotación que sufra el hallux puede modificar nuestra biomecánica en la carrera”. Y dichos cambios, consecuentemente, una reacción en cadena y a largo de toda la pierna. De hecho, lesiones tan frecuentes en el mundo del running como fascitis plantares o tendinitis aquileas pueden tener su origen en una “alteración, desalineación o rotación del dedo gordo del pie”, usando los mismos términos a los que se refería Albert Casas.
Y, le preguntamos ¿cuáles son las alteraciones más frecuentes que pueden encontrarse? Pues éstas son, por un lado, el hallux limitus o rigidus, donde el dedo no puede realizar su movimiento natural, o bien éste queda muy reducido en su flexión dorsal”, y, por el otro, “el hallux valgus”, más conocido popularmente por todos como juanete.
¿CÓMO PODEMOS EVITAR ESTAS MALFORMACIONES?
Para prevenir cualquier alteración en el hallux, Casas señala que “es de capital importancia trabajar y reforzar la musculatura del pie, así como asegurarnos también de que el calzado que llevamos a diario respetan nuestra morfología”. Y, en el caso de las zapatillas de correr, con las que vamos a convivir muchas horas, pues también. Éstas deben respetar “al máximo nuestra morfología y, en caso de cualquier duda, lo mejor es acudir a un especialista para conocer qué tipo de zapatilla se adecua más a nuestro pie”.
Hay que tener en cuenta que las malformaciones no sólo afectarán a nuestra capacidad como corredores, sino que también “mermarán nuestra calidad de vida y, en casos muy extremos, pueden llegar a requerir cirugía correctora”, sentencia.